En noviembre, la demanda de energía eléctrica en Argentina registró una caída interanual del 1,3%, según datos del informe mensual difundido por la Fundación para el Desarrollo Eléctrico (Fundelec). Este descenso en el consumo eléctrico refleja el impacto de una actividad económica desacelerada, además de factores estacionales relacionados con temperaturas más suaves en comparación con el mismo período del año pasado.
De acuerdo con el reporte, la demanda de energía alcanzó los 11.239,4 gigavatios hora (GWh) durante el mes de noviembre. Este nivel está casi en línea con la media esperada para un mes de primavera avanzada, pero muestra señales de contención en el consumo tanto en el sector residencial como en el comercial e industrial. En comparación con octubre, se observó un incremento mensual del 1,1%, debido a la transición hacia mayores temperaturas que suelen aumentar el uso de sistemas de refrigeración.
En términos de generación eléctrica, las centrales térmicas que emplean gas natural, fuel oil o gasoil se mantuvieron como la principal fuente, abasteciendo el 57,4% de la demanda. Sin embargo, los ciclos combinados, que también pertenecen al sector térmico pero tienen mayor eficiencia energética, se consolidaron como la segunda fuente más importante del sistema, contribuyendo con el 30,9%. Además, las energías renovables (eólica, solar, biomasa y pequeñas hidroeléctricas) aportaron un destacado 13% del total, lo que reafirma el avance gradual de las fuentes limpias en la matriz energética del país.
Por su parte, la exportación e importación de electricidad jugó un papel limitado en el balance, ya que en noviembre Argentina debió recurrir en pocas ocasiones a compras de energía desde países vecinos, reflejando un manejo adecuado de su capacidad instalada y de los recursos disponibles. Según los expertos, esta dinámica se explica por la mayor estabilidad en la generación hídrica y térmica nacional durante esta etapa del año.
El informe también resalta que las provincias que experimentaron descensos más marcados en la demanda eléctrica interanual fueron Mendoza y Salta, mientras que Buenos Aires y Córdoba mostraron comportamientos más estables. A esto se suman ajustes implementados por hogares y empresas debido a una mayor consciencia en el uso racional de la energía, en un contexto de tarifas altas y presión económica generalizada.
La caída de la demanda eléctrica puede leerse como un indicador más de la fragilidad económica actual de Argentina, donde varios sectores sufren la contracción del poder adquisitivo y los impactos de la inflación. Las autoridades están llamadas a seguir monitoreando de cerca la situación, buscando alinear estrategias de generación sostenible con el soporte necesario a los usuarios para garantizar un acceso equitativo y eficiente a la electricidad.