En una medida que podría impactar significativamente en el sector inmobiliario y turístico, el Ayuntamiento de Madrid ampliará la autorización para el uso residencial como alojamiento turístico en pisos de planta baja y primera planta ubicados fuera del centro. Según se desprende de la resolución anunciada, estos inmuebles deberán tener acceso único e independiente desde la vía pública para poder ponerlos en alquiler temporal, un criterio que busca limitar el crecimiento de los pisos turísticos, pero al mismo tiempo ofrecer mayor flexibilidad fuera de las áreas más saturadas de la capital española.
La regulación responde a la necesidad de encontrar un equilibrio entre el dinamismo del mercado turístico y la preservación de los derechos de los vecinos en relación con la tranquilidad y la habitabilidad de las fincas residenciales. Según ha dicho el delegado de Urbanismo, Mariano Fuentes, esta nueva normativa tiene como objetivo establecer garantías que eviten la masificación de pisos turísticos en comunidades de vecinos, en consonancia con el Plan Especial de Hospedaje aprobado en 2019, que fue muy restrictivo en el centro de Madrid.
Hasta la fecha, los pisos turísticos ubicados en comunidades de propietarios requerían contar con accesos independientes de las viviendas convencionales dentro de fincas compartidas, un requisito que limitaba notablemente la oferta. No obstante, debido a la creciente demanda de alquileres temporales y a la expansión del sector del turismo en Madrid, las autoridades han decidido flexibilizar estas restricciones para dar nuevas oportunidades a los propietarios en ciertas áreas de la ciudad.
Con respecto al casco central de Madrid, que sigue siendo el área más demandada por los turistas, las restricciones continúan vigentes. Actualmente, el 95% de los pisos ubicados en el centro no cumplen con los requisitos para ser ofrecidos como alojamiento temporal, lo que garantiza que se mantendrá el control sobre la proliferación de apartamentos dedicados exclusivamente al turismo en esta zona.
Esta flexibilización en los barrios periféricos podría generar una serie de efectos positivos, como la dinamización de ciertas áreas urbanas, que hasta el momento no se beneficiaban tanto del turismo. Esto podría derivar en una revitalización económica y la generación de nuevas fuentes de ingresos. Asimismo, este tipo de medidas también podría atraer a nuevos inversionistas que estarían interesados en destinar inmuebles a este uso regulado.
No obstante, también existen riesgos. Las nuevas disposiciones podrían incrementar la presión sobre los precios de los alquileres en zonas no tan céntricas, lo que podría derivar en tensiones con los vecinos que buscan alquilar a largo plazo, un problema que ya ha sido foco de conflictos en otras grandes ciudades europeas.
A partir de esta nueva flexibilización, el Ayuntamiento de Madrid espera poder supervisar con mayor detenimiento el uso responsable de las viviendas para fines turísticos y contribuir a mantener un ecosistema sostenible y viable tanto para residentes como para turistas.