La compañía española Iberdrola ha informado que los recientes tornados asociados al fenómeno climático DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que afectaron la región de Valencia, España, pusieron bajo una fuerte presión el sistema eléctrico local. Según el informe, se registraron múltiples daños en la infraestructura eléctrica, particularmente en líneas de alta tensión, dejando a miles de usuarios sin suministro energético temporalmente. Estos acontecimientos vienen a ejemplificar los retos crecientes a los que se enfrenta Iberdrola, y otras empresas energéticas, por el cambio climático.
Durante los momentos más críticos, la empresa destacó que hasta 20.000 usuarios quedaron sin electricidad debido a las condiciones climáticas adversas. A pesar de ello, Iberdrola comunicó que, gracias a sus esfuerzos de inversión en mejoras de la red de distribución y un sistema de gestión automatizado, se logró restablecer el servicio en la mayoría de las áreas en un plazo mucho menor de lo que hubiera sido posible en el pasado. La compañía también subrayó que la situación fue manejada rápidamente por sus equipos de emergencias, que llevaron a cabo reparaciones en un entorno desafiante por la magnitud de los destrozos.
Iberdrola indicó que los tornados y tormentas que acompañaron al DANA causaron graves afectaciones en varias zonas de la región, lo cual también incrementó peligrosamente los riesgos de seguridad para los operarios encargados de las reparaciones. A través de un comunicado, la compañía reiteró su compromiso con la preparación continua ante eventos extremos derivados del cambio climático, destacando la importancia de la resiliencia en sus redes e instalaciones para minimizar el impacto en los usuarios.
A nivel corporativo, Iberdrola ha invertido notablemente en la modernización de su infraestructura energética para mejorar la capacidad de respuesta ante emergencias. En el contexto de este evento climático, estos esfuerzos demostraron ser claves para limitar los daños y restablecer el servicio rápidamente. Además, la empresa está explorando nuevas estrategias de adaptación climática, reconociendo la creciente gravedad e imprevisibilidad de fenómenos meteorológicos extremos como tornados y tormentas intensas.
Este clima extremo parece ser parte de una tendencia más amplia en la que los eventos climáticos adversos podrían representar riesgos adicionales para las operaciones de infraestructuras críticas, como el suministro de energía. En respuesta, Iberdrola trabaja con autoridades locales y organismos internacionales para actualizar sus planes de contingencia y ejecutar políticas de sostenibilidad que mitiguen los riesgos derivados del cambio climático.
El modelo de negocio de Iberdrola ha estado históricamente enfocado en la energía renovable, un sector que también puede verse afectado por estas situaciones climáticas. Sin embargo, la empresa sostiene que sus inversiones en tecnologías verdes y modernas posiciones en la cadena de suministro de energías limpias proporcionan una ventaja frente a estos desafíos climáticos cada vez más frecuentes.