En un contexto de creciente endeudamiento en Argentina, un reciente análisis ha revelado que más del 50% de las personas que solicitan una agrupación de sus deudas poseen, al menos, una hipoteca, tres tarjetas de crédito y otros préstamos adicionales.
La principal razón para que los argentinos busquen agrupar sus deudas radica en la dificultad que encuentran para hacer frente a los vencimientos mensuales de múltiples obligaciones financieras. Quienes cuentan con una hipoteca, se enfrentan no solo a la creciente inflación, sino también a la presión de tasas de interés que están en constante cambio debido a la inestabilidad económica del país. La situación se complica aún más cuando se suman las tarjetas de crédito y préstamos personales, que suelen implicar cargos con tasas de interés elevadas.
El análisis revela además que este comportamiento financiero no es exclusivo de un único grupo socioeconómico. Tanto en las clases medias como en los sectores más acomodados, se observa una tendencia creciente a acumular créditos y deudas con el paso del tiempo. Las tarjetas de crédito, en particular, juegan un rol clave, ya que son utilizadas, en muchos casos, no solo para gastos corrientes sino también como un medio de financiamiento a largo plazo, lo que genera costos financieros elevados.
De acuerdo con especialistas consultados, la acumulación de deudas es un reflejo de la búsqueda de alivio financiero ante la falta de capacidad de ahorro y la necesidad de cubrir gastos esenciales o extraordinarios. La inestabilidad económica y la alta inflación llevan a las familias a depender cada vez más del crédito, aún cuando la mayoría sabe que esto solo les sumará nuevas cuotas mes a mes.
La consolidación de deudas, mediante la cual los deudores agrupan todas sus obligaciones en un solo préstamo, ha incrementado su demanda al ser percibida como una alternativa para reducir las cuotas mensuales. Con esta estrategia, los plazos y tasas suelen ajustarse para garantizar pagos más controlables. Sin embargo, los expertos advierten que esta medida puede no resolver el problema de fondo si el consumidor no cambia sus hábitos de gasto y continúa sin un colchón financiero adecuado.
En conclusión, la acumulación de deudas a través de distintos instrumentos de crédito, combinado con la incertidumbre económica que caracteriza el mercado argentino, está llevando a muchas personas a recurrir a estos métodos de agrupación. Las soluciones que mejor pueden adaptarse son aquellas que implican no solo una reestructuración de las deudas, sino también una planificación financiera cuidadosa y límites en el uso indiscriminado de los créditos.