En la jornada del pasado jueves, la bolsa de valores de Londres cerró con una leve baja del 0,09%, en medio de la incertidumbre generada por los resultados de crecimiento económico en el Reino Unido. El índice de referencia FTSE 100, que incluye las principales empresas del país, retrocedió hasta los 7.473,67 puntos, una caída atribuible en gran parte a la publicación de datos económicos que muestran una desaceleración en la actividad económica británica.
Los datos macroeconómicos revelados por el gobierno británico señalaron que la economía creció un escaso 0,2% durante el tercer trimestre, una cifra por debajo de las expectativas de los analistas y que ha generado preocupación entre los inversionistas respecto a una posible recesión en los próximos meses. Este bajo crecimiento ha sido vinculado a factores como la elevada inflación y las políticas monetarias restrictivas del Banco de Inglaterra, que ha venido elevando las tasas de interés de manera constante para contener el incremento de precios.
A pesar de los temores por la desaceleración, ciertos sectores del mercado mostraron un mejor desempeño durante la sesión. Las empresas mineras y las compañías energéticas lograron evitar caídas significativas gracias a un repunte en los precios de las materias primas y del petróleo. Anglo American y BP Plc experimentaron ligeras subidas en sus cotizaciones, lo que ayudó a amortiguar mayores caídas en el índice general.
Sin embargo, otros sectores no corrieron la misma suerte. Las compañías del segmento de tecnología fueron las principales perjudicadas, ya que los prospectos de aumento en las tasas de interés afectaron la valoración de los activos más sensibles al costo del capital. Empresa como Ocado Group, que opera en el rubro del retail online y la automatización, registraron fuertes retrocesos. La situación en el Reino Unido no es exclusiva, ya que las principales bolsas europeas, como el DAX alemán y el CAC 40 francés, también presentaron ligeras caídas debido a preocupaciones similares respecto a sus propias economías.
Por otra parte, las miradas siguen puestas en los bancos centrales y su capacidad para calmar la inflación sin ocasionar impactos negativos adicionales en el crecimiento. El Banco de Inglaterra, en particular, enfrenta un dilema entre mantener una política monetaria estricta para atenuar las presiones inflacionarias o relajar el ritmo de sus subidas de tasas con el objetivo de proteger la actividad económica.
Ante este escenario, los analistas en el Reino Unido esperan que los próximos datos económicos y posibles ajustes por parte del Banco de Inglaterra sean determinantes para las expectativas del mercado en el breve plazo. Mientras tanto, la volatilidad continuará siendo un factor relevante en las próximas jornadas bursátiles, acentuada por los datos de inflación a publicarse en las próximas semanas.