El gobierno francés descarta subir impuestos a los hogares para combatir el déficit fiscal
En un contexto de crecientes tensiones económicas en Europa, el gobierno de Francia ha tomado una postura clara: no se implementarán aumentos en los impuestos a los hogares como medida para reducir el déficit fiscal. Esta decisión fue anunciada en medio de una conferencia de prensa realizada por el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, quien reafirmó el compromiso del Ejecutivo con la estabilidad fiscal sin comprometer la carga tributaria de los ciudadanos.
Le Maire subrayó que la estrategia gubernamental se centrará en recortar el gasto público en lugar de acudir a incrementos impositivos. Esta posición busca proteger el poder adquisitivo de los hogares, que se ha visto erosionado en los últimos meses por los efectos de la inflación y la desaceleración económica global. La meta fijada por el gobierno francés es reducir el déficit público al 2.7% del PIB para 2027, en línea con los objetivos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea, que establece un límite del 3%.
Si bien la administración del presidente Emmanuel Macron enfrenta presión para equilibrar las finanzas públicas, Le Maire enfatizó que «la recuperación del déficit no será a expensas de las familias francesas». En este sentido, dejó en claro que el gobierno priorizará la implementación de reformas estructurales y la optimización del gasto para cumplir con las metas fiscales establecidas.
Por otro lado, la postura del gobierno francés resalta en un momento delicado para la economía del país. La inflación en Francia ha mostrado signos de moderación, pero la actividad económica sigue débil. A nivel europeo, los países enfrentan desafíos significativos relacionados con los altos niveles de deuda pública, lo que ha derivado en debates sobre las estrategias más adecuadas para garantizar la sostenibilidad fiscal sin poner en riesgo el crecimiento económico.
La decisión de evitar aumentos de impuestos a los hogares podría ser vista como un intento del gobierno de Macron de mantener su base de apoyo entre la población, que ya ha manifestado su descontento en ocasiones anteriores con medidas impopulares, como las reformas al sistema de pensiones. Además, el enfoque en recortar gasto público refleja un esfuerzo por equilibrar las finanzas sin agravar las tensiones sociales.
En conclusión, el gobierno francés ha optado por una estrategia económica que prioriza la contención del déficit fiscal mediante la austeridad en el gasto y sin incrementar la presión tributaria sobre los hogares. Esta decisión plantea un desafío complejo, ya que deberá equilibrar los objetivos de sostenibilidad fiscal con la necesidad de mantener el apoyo popular y estimular el crecimiento económico en un entorno desafiante.