El precio del oro revalida máximos históricos y se consolida como refugio en medio de la incertidumbre económica global
En una jornada marcada por el fortalecimiento del oro a nivel internacional, el metal precioso alcanzó nuevos máximos históricos, acercándose peligrosamente a los 2.330 dólares por onza. Según datos extraídos del mercado internacional y reportados por Investing.com, el valor del oro al contado se ubicó este lunes en torno a los 2.326,9 dólares por onza troy, registrando un incremento del 0,7% en el día y elevando su ganancia mensual a casi el 5%.
Este repunte sostenido del oro durante los últimos meses responde a una conjunción de factores, entre ellos la incertidumbre económica global, las tensiones geopolíticas principalmente en Medio Oriente, y las expectativas respecto de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Estos elementos han incentivado a los inversores a volcarse hacia activos considerados seguros como el oro.
En particular, el mercado está atento a las posibles decisiones futuras de la Fed en relación con las tasas de interés. La posibilidad de recortes de tasas genera presión sobre el dólar y hace que el oro se vuelva más atractivo, ya que no paga intereses pero se consolida como reserva de valor. Algunos analistas del mercado especulan con que el banco central estadounidense podría comenzar a recortar tasas en los próximos meses si se confirman señales de enfriamiento de la inflación. Estas anticipaciones han sido determinantes en el impulso del oro.
Desde comienzos de 2024, el oro ha ganado más de un 13%, superando la marca psicológica de los 2.200 dólares en marzo y manteniendo un rally alcista desde entonces. Especialistas del sector coinciden en que los actuales precios reflejan temores persistentes sobre el contexto económico global, sumado a una demanda sostenida por parte de bancos centrales y grandes fondos de inversión.
Además del contexto económico, las tensiones entre Irán e Israel han contribuido al aumento de precios. La histórica tendencia del oro a actuar como refugio ante conflictos bélicos y eventos de alto impacto geopolítico vuelve a tener un papel clave. Frente a estos escenarios, inversores institucionales y particulares han intensificado su exposición al metal preciosos, contribuyendo a su apreciación.
Argentina, como país con una fuerte tradición en materias primas y una economía inestable, también observa con atención estos movimientos, ya que el precio del oro puede tener implicancias sobre los ingresos de empresas mineras y exportadoras locales, al tiempo que impacta en mecanismos tradicionales de ahorro y cobertura frente a la inflación.
Con los mercados expectantes y los inversores buscando seguridad en medio de las turbulencias, el oro parece haber retomado su rol histórico como principal activo de resguardo, consolidando su tendencia alcista e insinuando que los valores actuales podrían no ser aún su techo definitivo.