El gobierno de Estados Unidos ha anunciado una contribución récord de 4.000 millones de dólares al Banco Mundial (BM) con el objetivo de fortalecer los programas de desarrollo global y combatir la pobreza extrema. Esta aportación se enmarca dentro de los esfuerzos del gobierno estadounidense para apoyar el crecimiento inclusivo y sostenible en economías desfavorecidas, al tiempo que contribuye a la mejora de la seguridad alimentaria y la educación en países vulnerables.
De acuerdo con un comunicado emitido por el Banco Mundial, este nuevo compromiso financiero refleja el papel central que juega la institución en coordinar respuestas globales a desafíos económicos, sociales y medioambientales. Además, el aporte se distribuirá a lo largo de diversos programas enfocados en el alivio de la pobreza, especialmente en aquellas economías en las que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado la frágil situación económica. En estos países, se ha registrado una creciente desigualdad entre ricos y pobres, lo que conlleva mayores niveles de inseguridad alimentaria y tasas de desempleo.
Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, subrayó en una declaración que este esfuerzo destaca el compromiso del país con las instituciones multilaterales y con la creación de condiciones que permitan que el crecimiento económico global sea más equitativo. Según Yellen, esta inyección de capital también será clave para enfrentar el impacto del cambio climático, que amenaza de manera desproporcionada a las economías más vulnerables.
A través de esta contribución, se espera además que el Banco Mundial pueda movilizar fondos adicionales provenientes del sector privado y de otras instituciones multilaterales, multiplicando así el impacto de la ayuda. Este esfuerzo se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, que apuntan a erradicar la pobreza extrema para 2030 y mejorar las condiciones de vida en los países de bajos ingresos.
La noticia de este compromiso llegó en el marco de las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, donde líderes mundiales y representantes de bancos centrales han discutido las dificultades económicas que atraviesa el mundo, como la inflación elevada, las presiones sobre la deuda y la desaceleración del crecimiento económico en países emergentes.
Por su parte, David Malpass, presidente del Banco Mundial, agradeció la donación y reiteró la importancia de los fondos proporcionados por las grandes economías para ayudar a los países más pobres en su recuperación económica y su lucha contra el cambio climático. Malpass destacó que, en los últimos años, la pobreza extrema ha aumentado debido a la pandemia y otros factores como la guerra en Ucrania, lo que hace que estos fondos sean cruciales para mitigar la crisis.
Este movimiento refuerza el papel central de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial en la gestión de crisis globales y demuestra la voluntad de algunos países poderosos de reforzar el multilateralismo en tiempos de necesidad.