El dólar se perfila como protagonista en 2024: economías emergentes podrían sufrir el impacto
Según un análisis publicado por iEconomia.com, el dólar estadounidense podría consolidarse como una de las divisas más fuertes en 2024, impulsado por factores estructurales que fortalecen su posición como activo de refugio. Este escenario plantea un panorama desafiante para los mercados emergentes, incluidos países como Argentina, que enfrentan significativos desequilibrios económicos y una alta dependencia de la estabilidad cambiaria.
La noticia destaca que, a lo largo del presente año, el dólar ha mostrado una notable resistencia frente a otras monedas globales, en gran parte debido a persistentes diferencias en las tasas de interés de la Reserva Federal frente a otros bancos centrales. Se especula que, incluso si la Fed ralentizara los incrementos de su tasa, mantendría un nivel elevado por un periodo prolongado, lo que seguiría atrayendo inversiones hacia el billete verde.
Además, el crecimiento económico de Estados Unidos, a pesar de amenazas de recesión global, continúa siendo un punto de apoyo para la apreciación del dólar. Mientras que otras economías enfrentan desafíos relacionados con inflación persistente y desaceleración productiva, la norteamericana ha demostrado mayor resiliencia gracias a su sólido mercado laboral y el dinamismo del gasto de los consumidores.
Para los mercados emergentes, este fortalecimiento del dólar podría desencadenar una serie de complicaciones. Una moneda estadounidense más fuerte tiende a encarecer el servicio de la deuda externa denominada en dólares, lo que eleva la presión sobre las arcas públicas ya desgastadas. En el caso puntual de Argentina, donde los desequilibrios macroeconómicos y las fuertes devaluaciones plantean incertidumbre constante, esta dinámica podría acelerar la crisis cambiaria e inflacionaria.
Por otro lado, un dólar más robusto también suele golpear los precios de las materias primas, y con ellas, los ingresos de las economías dependientes de la exportación de commodities. Para Argentina, cuyo balance de pagos está profundamente vinculado a las exportaciones agroindustriales, cualquier impacto en estos precios agravaría la falta de divisas y podría forzar nuevas medidas drásticas en un año que, además, estará marcado por la transición política tras el cambio de gobierno.
En este contexto, los analistas advierten que los países emergentes deberán apuntalar medidas de política económica y monetaria para evitar salidas abruptas de capital. Aún así, el margen de maniobra sigue siendo limitado, y la evolución del dólar podría convertirse en un factor determinante para los flujos globales en 2024.
Desde el ámbito internacional, todo parece indicar que las decisiones de la Reserva Federal y la dinámica de crecimiento de Estados Unidos serán los principales motores que marcarán el rumbo para el dólar y, consecuentemente, para las economías que dependen de su estabilidad cambiaria.
