La Bolsa mexicana vive uno de sus peores momentos en términos de rendimiento, empujada por factores internos y externos que frustran las expectativas de los inversores. En lugar de seguir una tendencia alcista, como inicialmente se anticipaba, el mercado bursátil de México ha mostrado un comportamiento decepcionante en lo que va del año. Una combinación de incertidumbre política y económica, encabezada por el resurgimiento de tensiones comerciales con Estados Unidos bajo la sombra política del expresidente Donald Trump, ha afectado a los activos financieros en el país.
Según una nota publicada recientemente en el sitio iEconomia.com, este riesgo político genera gran preocupación tanto para inversionistas locales como internacionales, quienes ven con desconfianza el impacto que las políticas proteccionistas de Trump puedan tener sobre la economía mexicana. Aunque Trump ya no está en la Casa Blanca, su influencia política sigue siendo palpable, y las declaraciones esporádicas sobre ciertos acuerdos comerciales generan un ambiente de volatilidad en los mercados regionales.
Esta incertidumbre ha tenido su reflejo en los índices bursátiles del país: el índice de referencia S&P/BMV IPC, que abarca a las 35 compañías más grandes que cotizan en la Bolsa mexicana, ha registrado resultados negativos, renunciando a las expectativas optimistas que muchos inversores tenían a principios de año. Pese a que se aspiraba a una recuperación tras la crisis económica generada por la pandemia del COVID-19, la realidad ha sido otra, ocasionando lo que algunos analistas ya consideran un «año perdido».
El problema no solo radica en factores externos como la política comercial de Estados Unidos. También hay retos internos, como el bajo crecimiento económico de México, la inflación y la postura del banco central para contenerla. Todos estos factores han contribuido a debilitar la confianza de los inversionistas, quienes, al ver la falta de condiciones adecuadas para generar rentabilidad, optan por canalizar recursos hacia activos más seguros o mercados que en apariencia resultan más atractivos en el corto plazo.
Cabe destacar, sin embargo, que invertir en mercados emergentes como el mexicano implica ciclos de volatilidad más pronunciados. En consecuencia, algunos analistas creen que todavía podría haber espacio para un eventual repunte hacia finales de este año o el próximo, dependiendo de la evolución de ciertos indicadores clave, como el comportamiento del peso mexicano, la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense y, por supuesto, las eventuales implicaciones de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, en las que Trump podría tener un rol protagónico.
Por lo pronto, los inversores se muestran cautelosos y continuarán atentos a cualquier señal que pueda indicar un cambio en la dirección de los mercados para, eventualmente, capitalizar oportunidades que puedan surgir.