En el inicio del 2023, la Bolsa de Tokio comenzó el año a la baja, con el Nikkei 225 registrando una caída del 1,45 %, situándose en las 25.716,86 unidades. Este retroceso estuvo influenciado por el desempeño negativo de Wall Street en la última jornada del 2022, así como por la incertidumbre que rodea la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).
La sesión de este miércoles 4 de enero marcó el regreso de la actividad bursátil en Japón tras las festividades por el Año Nuevo. Sin embargo, los inversores japoneses se encontraron con un clima de incertidumbre global durante el descanso, especialmente tras la publicación de las actas recientes de la reunión de política monetaria de la Fed, que reafirmaron su postura agresiva frente a la inflación.
El temor de los mercados se centra en las posibles subas de tasas de interés en Estados Unidos, que podrían mantenerse más altas por un período prolongado y afectar los costos financieros, impactando a las economías globales y, por ende, a los mercados asiáticos. En este sentido, el Nikkei comenzó la primera sesión del año siguiendo esta tendencia bajista, con muchos inversores optando por la cautela.
Además, el otro índice de referencia en Tokio, el Topix, también cerró a la baja con una contracción del 1,25 %, ubicándose en 1.868,15 unidades. Este descenso refleja el impacto generalizado en la mayoría de los sectores, donde el tecnológico y el manufacturero fueron los más afectados.
Otro factor que influye en la actual situación de Tokio es el comportamiento del yen frente al dólar. Durante el día, la divisa japonesa se mantuvo relativamente estable, pero sigue cerca de sus niveles más altos de los últimos meses tras un fortalecimiento impulsado por las expectativas de cambio en la política monetaria del Banco de Japón (BoJ). El endurecimiento de la postura del BoJ podría tener repercusiones sobre la competitividad de las empresas japonesas exportadoras, añadiendo más presión sobre los mercados.
El panorama para este 2023 se muestra incierto, tanto en Japón como a nivel global. La combinación de políticas monetarias restrictivas, la persistente inflación y los temores de recesión generan una fuerte volatilidad en los mercados. A medida que avancen las primeras semanas del año, los analistas estarán atentos a cómo reacciona la Bolsa de Tokio ante los datos económicos clave y los movimientos de Wall Street para identificar posibles tendencias de recuperación o consolidación.
En definitiva, este arranque del año representa un desafío inicial para los inversores, que tendrán que lidiar con una compleja red de riesgos internacionales antes de encontrar señales de estabilidad en el mercado.
