En un movimiento significativo que podría transformar el escenario económico del país, el gobierno de Argentina ha implementado una medida que autoriza la facturación de bienes y servicios en monedas extranjeras. Esta decisión, que flexibiliza las normas fiscales vigentes, busca ofrecer alternativas a los mecanismos oficiales del mercado de cambios y marca un posible avance hacia un modelo de competencia de monedas en un contexto de alta inflación y depreciación del peso.

La disposición llega en un momento crítico para la economía argentina, que enfrenta una persistente inestabilidad cambiaria. La nueva normativa permite que las empresas emitan facturas en divisas extranjeras -como el dólar o el euro- y que los consumidores puedan pagar utilizando sistemas electrónicos de transferencias internacionales. Este esquema no exige la intermediación de bancos o casas de cambio locales, otorgando mayor margen de maniobra a los actores económicos en un esquema que apunta a facilitar las transacciones en un entorno globalizado.

El cambio fue recibido con opiniones mixtas. Por un lado, sectores empresariales y exportadores ven con buenos ojos esta flexibilización, ya que abre la puerta a operaciones más ágiles y reduce el impacto de la depreciación del peso en sus balances. Por otro lado, especialistas advierten que esto podría tener consecuencias imprevistas para la política monetaria y fiscal del país, dadas las dificultades históricas para controlar la dolarización de la economía argentina.

En términos operativos, el sistema incorpora ajustes en la normativa de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que ahora permite registrar estas facturas digitales en el sistema oficial. Esto supone una forma de blanqueamiento de las operaciones en moneda extranjera y, de acuerdo con el comunicado oficial, busca facilitar el cumplimiento fiscal de las empresas con operaciones internacionales. Sin embargo, el impacto total en la recaudación tributaria y en la gestión fiscal aún es incierto.

La medida también tiene implicancias importantes en el contexto de la creciente digitalización y avances fintech en Argentina. Al habilitar pagos electrónicos en divisas extranjeras, se fomenta el uso de plataformas digitales y criptomonedas, lo cual se alinea con tendencias globales pero también expone al país a riesgos regulatorios y de evasión fiscal.

De esta forma, la decisión refuerza la tendencia hacia una mayor integración de los mercados locales con los internacionales, pero también plantea interrogantes sobre su sostenibilidad en una economía marcada por la desconfianza hacia la moneda local y la compleja dinámica inflacionaria. Por ahora, mientras se analizan los efectos de esta medida, el mercado recibe con cautela un cambio que podría redefinir el comercio interno y externo en Argentina.

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