Argentina inicia 2025 con la misma hoja de ruta fiscal de 2023: las cuentas prorrogadas por segunda vez
El panorama económico y político en Argentina comienza un nuevo año con una señal preocupante de estancamiento fiscal: el ejercicio 2025 arrancará sin un presupuesto aprobado, extendiendo, por segunda ocasión consecutiva, la vigencia de las cuentas públicas correspondientes al 2023. Según reportes, esta situación se da en el marco de un recrudecimiento de las tensiones entre el oficialismo y la oposición, un factor de peso que viene complicando la toma de decisiones clave en el Congreso desde hace meses.
La prórroga presupuestaria tiene implicancias directas para la política económica del país, ya que pone límites a la capacidad del Ejecutivo para ajustar partidas y priorizar programas según las necesidades actuales. Algunas fuentes han señalado que este escollo se suma a otros desafíos fiscales y macroeconómicos que enfrenta el gobierno, entre ellos un elevado déficit fiscal, tasas de inflación persistentes y la necesidad de renegociar condiciones con acreedores internacionales.
El presupuesto es una herramienta fundamental para cualquier administración, ya que define cómo se ejecutarán los ingresos y gastos a lo largo del año. Sin un marco actualizado, el gobierno deberá operar bajo las restricciones de un plan diseñado dos años atrás, lo cual genera incertidumbre no solo para los mercados financieros, sino también para los actores productivos que requieren previsibilidad en la política económica.
El conflicto en torno al presupuesto refleja las divisiones en el Congreso, que se encuentra altamente fragmentado y atravesado por intereses políticos divergentes. Mientras que desde el oficialismo se apunta a la falta de voluntad de diálogo por parte de la oposición, esta última cuestiona los planes económicos del gobierno y exige medidas concretas para abordar el déficit fiscal antes de aceptar cualquier nueva propuesta.
Para los analistas económicos, la falta de un acuerdo sobre el presupuesto subraya las dificultades de gobernabilidad y de construcción de consensos en un año que se prevé crítico para Argentinas en términos de estabilidad económica. Además, el país sigue enfrentando una intensa presión de instituciones externas como el Fondo Monetario Internacional, que monitorea de cerca los avances en las reformas fiscales y monetarias prometidas.
En este contexto, los sectores empresariales expresan su preocupación por el impacto que estas demoras legislativas pueden tener en las inversiones y, por ende, en el crecimiento económico del país. Las expectativas de que el gobierno y la oposición logren un entendimiento antes de que avance más el año parecen, hasta el momento, distantes.
Con este segundo año consecutivo sin presupuesto aprobado, Argentina enfrenta un desafío no solo financiero, sino también político e institucional, que promete ser un factor determinante en el desempeño económico hacia el futuro.