Altri defiende su proyecto industrial y lamenta el rechazo social en su nueva planta
La compañía portuguesa Altri, especializada en el sector del papel y la celulosa, ha salido al paso de las críticas tras las reacciones negativas que ha generado la instalación de su nuevo proyecto industrial en Palas de Rei, Galicia. Este ambicioso plan, que busca la construcción de una planta de fibras textiles sostenibles, ha sido objeto de controversia entre algunos sectores de la población local, preocupados por su impacto ambiental y social.
En una reciente declaración pública, la empresa defendió la viabilidad económica, social y ambiental de la planta, asegurando que se trata de un proyecto innovador alineado con los objetivos de la economía circular y la sostenibilidad. Según Altri, la inversión en esta instalación tiene como objetivo no solo estimular el desarrollo económico de la región, sino también posicionar a Galicia como un referente en la producción de textiles responsables con el medioambiente.
No obstante, la compañía lamentó lo que describió como una «percepción negativa» por parte de una parte significativa de la sociedad local. Algunas comunidades y organizaciones sociales han manifestado sus dudas respecto a los potenciales riesgos ecológicos, especialmente en relación con los residuos generados por la planta y su posibilidad de contaminar recursos naturales en la zona. Frente a estas preocupaciones, Altri aseguró que el proyecto cumplirá con estrictas normativas ambientales y utilizará tecnología punta para garantizar el máximo respeto por el medioambiente.
Los beneficios a largo plazo que la empresa destaca incluyen la generación de cientos de empleos directos e indirectos en la región, así como la dinamización de sectores estratégicos como el forestal, que juegan un papel clave en la cadena de suministro de la planta. Además, Altri sostiene que el proyecto contribuirá a reducir la dependencia de materias primas importadas, fortaleciendo las cadenas de producción locales.
A pesar del esfuerzo de la compañía por comunicar los aspectos positivos del proyecto, la oposición social parece mantenerse activa, con llamados a un mayor análisis y transparencia en el diseño e implementación del mismo. Por ello, la empresa manifestó su disposición a dialogar con todas las partes interesadas, incluyendo entidades civiles y autoridades locales, para resolver dudas y construir un consenso amplio que favorezca el desarrollo de la planta.
En un contexto europeo en el que cada vez se exigen mayores compromisos hacia prácticas industriales sostenibles, el caso del proyecto de Altri pone de relieve las tensiones entre el desarrollo de nuevas actividades económicas y las preocupaciones ciudadanas sobre el cuidado del medioambiente. Será crucial observar si este diálogo logra mitigar las resistencias actuales y abrir camino para que la planta de Galicia sea una realidad.