El yuan chino alcanzó esta semana su nivel más bajo en el último año frente al dólar estadounidense, una caída que refleja tanto la fortaleza del billete verde como las crecientes tensiones comerciales globales. Según reporta el portal especializado iEconomia.com, esta depreciación del yuan se vio impulsada por diversas fuerzas externas e internas, en un contexto en el que las políticas monetarias de las grandes economías y las tensiones geopolíticas juegan un papel crucial.
En la jornada más reciente, el yuan cotizó en 7,36 por dólar, lo que marcó su punto más débil desde noviembre de 2022. Este retroceso fue impulsado por la apreciación sostenida del dólar a nivel global, que se ha fortalecido gracias a la perspectiva de que la Reserva Federal de Estados Unidos mantendrá sus tasas de interés en niveles altos durante más tiempo. Además, las recientes declaraciones del presidente de la Fed, Jerome Powell, reforzaron esta expectativa, alimentando el apetito por activos denominados en dólares.
Por otro lado, la economía china sigue enfrentando desafíos significativos que no logran revertirse a corto plazo, lo que también contribuye a la debilidad del yuan. Entre los factores que afectan la coyuntura actual se incluyen un enfriamiento en el crecimiento económico del gigante asiático, el bajo nivel de consumo interno y problemas estructurales como el endeudamiento en el sector inmobiliario, que sigue pesando sobre las perspectivas económicas del país.
A esta situación se suma la renovada amenaza de aranceles por parte de Estados Unidos, que ha generado incertidumbre entre los inversores. Las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo se han intensificado en los últimos meses, en un clima en el que las preocupaciones por una guerra económica han vuelto a emerger con fuerza. Estos conflictos comerciales no solo afectan al yuan, sino que también tienen un impacto potencial en las cadenas globales de suministro y en el crecimiento económico mundial.
El Banco Popular de China (PBoC) ha respondido a la depreciación del yuan mediante diversas intervenciones para frenar la caída de su moneda, adoptando medidas como ajustes en los requisitos de reservas de divisas extranjeras de los bancos. Sin embargo, estos esfuerzos han tenido un éxito moderado, ya que las dinámicas del mercado y el fortalecimiento global del dólar ejercen una presión significativa.
En este contexto, los economistas ven complicada una recuperación a corto plazo para el yuan. La combinación de una política monetaria estricta en Estados Unidos, problemas estructurales internos en China y riesgos geopolíticos seguirá siendo un desafío para la moneda china. Un yuan más débil, si bien puede estimular las exportaciones del país asiático, también genera tensiones sobre las economías emergentes y los mercados financieros globales.
Por el momento, el panorama sigue siendo incierto, con los inversores atentos a cualquier señal que pueda surgir tanto de Pekín como de Washington. La evolución del yuan será clave para entender los próximos movimientos en los mercados de divisas internacionales.