El presidente chino Xi Jinping ha anunciado una serie de propuestas estratégicas para fortalecer la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como la «Nueva Ruta de la Seda». Durante el foro celebrado en Pekín, que contó con la presencia de más de 140 países y más de 30 líderes mundiales, Xi destacó su plan para expandir la conectividad global y profundizar en las relaciones comerciales, abriendo nuevas oportunidades para el denominado ?Sur Global?, un término que engloba a las economías emergentes.
Entre las medidas clave planteadas por Xi, se incluyen la ampliación de infraestructuras de transporte, soluciones para optimizar el comercio global y un importante incremento en la conectividad digital. Según el mandatario chino, la meta es conformar corredores económicos que vinculen Asia, África y América Latina, lo que brindará un impulso fundamental al crecimiento económico de estos países en vías de desarrollo.
Xi hizo énfasis en que esta iniciativa, lanzada en 2013, no solo refuerza los vínculos comerciales, sino que también promueve la cooperación en temas como la sostenibilidad, la transición energética y la construcción de infraestructuras resilientes. Este enfoque busca integrar innovación tecnológica y energías limpias para adaptarse a las necesidades económicas cambiantes y a la lucha contra el cambio climático, una preocupación presente en la agenda internacional.
En particular, el presidente chino prometió una expansión en la financiación de proyectos de infraestructuras y desarrollo económico para apoyar a los países emergentes. La promesa incluye incrementar el rol de las instituciones financieras chinas, como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, que jugarán un papel fundamental para canalizar nuevos fondos a estos proyectos.
La iniciativa original de la ?Franja y la Ruta? ha sido vista con recelo por algunos economistas y líderes mundiales, preocupados por los efectos de la «diplomacia de la deuda», la cual, según afirman, conlleva el riesgo de que los países más pequeños caigan en una dependencia excesiva de los préstamos chinos. En respuesta, Xi aseguró que los proyectos futuros estarán mejor supervisados y serán más inclusivos, buscando promover beneficios mutuos de larga duración.
Distintos analistas internacionales señalan que esta jugada es un intento de China por afianzar su liderazgo económico frente a desafíos globales crecientes, como la guerra comercial con Estados Unidos o la ralentización del crecimiento europeo. Asimismo, surge en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, donde la influencia de China en el escenario mundial sigue siendo objeto de un arduo debate.
La iniciativa, que surge como una de las principales respuestas de China para consolidar su presencia económica en el mundo, promete ser un tema de impacto significativo en los próximos años, no solo para las economías involucradas en el proyecto, sino también para la dinámica del comercio y las finanzas mundiales en general.