Los países de la Unión Europea (UE) lograron un acuerdo clave con el Reino Unido sobre las posibilidades de pesca para 2025, en una negociación que se enmarca en el complejo escenario post-Brexit. Este pacto fue aprobado por representantes de los Estados miembros de la UE en Bruselas el pasado lunes, según informa la Comisión Europea.
El acuerdo, que regula las cuotas de pesca en aguas compartidas, es el más reciente resultado de las negociaciones anuales establecidas en el Acuerdo de Comercio y Cooperación entre ambas partes. En este marco, ambas economías tienen como objetivo garantizar la sostenibilidad de los recursos pesqueros, a la par de proteger los intereses de los pescadores en una industria que sigue siendo un tema políticamente delicado.
La negociación contempló una actualización de las cifras de capturas permitidas para 2025 en 76 poblaciones de peces compartidas entre la UE y el Reino Unido. Entre otros puntos, el pacto incluye medidas para minimizar el impacto ambiental de las actividades pesqueras y garantizar que estas se realicen conforme a principios de sostenibilidad. También se fijaron disposiciones para mejorar el monitoreo e intercambio de datos sobre las poblaciones marinas.
«Este acuerdo es una muestra de la estrecha cooperación entre la UE y el Reino Unido; trabaja a favor de un equilibrio entre la explotación racional de los recursos y la protección de los ecosistemas marinos», explicó en un comunicado Virginijus Sinkevicius, comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca de la UE.
El documento definitivo fue sometido a la aprobación oficial de los gobiernos de los países de la UE y se espera que su implementación impulse certidumbre en el sector pesquero europeo, que había registrado periodos de incertidumbre en los últimos años debido a las complejidades derivadas del proceso del Brexit. Según la Comisión Europea, el acuerdo también respalda los objetivos a largo plazo para garantizar una pesca sostenible en las aguas compartidas con Reino Unido.
Esta noticia llega en un momento en que la política pesquera de la UE enfrenta una creciente presión para adaptarse a los objetivos ambientales de la región, como el Pacto Verde Europeo, y a nuevas dinámicas comerciales asociadas a su relación con Reino Unido. Las diferentes industrias nacionales siguen evaluando los posibles impactos económicos y ambientales de este acuerdo en sus respectivas operaciones. Por otro lado, el sector pesquero británico también se enfrenta al desafío de encontrar un balance entre el acceso a los mercados europeos y las promesas de mayor control sobre sus aguas.
Con este pacto, tanto la UE como el Reino Unido reafirman su intención de trabajar en conjunto para gestionar de manera sostenible las riquezas marinas compartidas, marcando un ejemplo de cooperación en medio de un panorama internacional lleno de tensiones comerciales y económicas.