El acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) está generando creciente preocupación en diversos sectores agrícolas europeos, particularmente en España. Según un informe de iEconomia.com, los agricultores españoles no descartan organizar movilizaciones en rechazo al tratado debido a los posibles efectos negativos que podría acarrear para la producción agrícola local. Las implicancias para las distintas ramas del sector primario son el centro de un intenso debate económico y político.
El Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, y Uruguay, reúne a gigantes de la producción agropecuaria, y el acuerdo con la UE flexibilizaría las barreras arancelarias, fomentando las exportaciones de productos agrícolas desde Sudamérica hacia Europa. Sin embargo, los agricultores españoles argumentan que la competencia podría ser desleal, señalando que las normativas en cuestiones laborales, medioambientales y de seguridad alimentaria no son equivalentes entre ambas regiones. Esto generaría, según ellos, un escenario donde los costes de producción en países del Mercosur serían menores, impactando negativamente en los precios y la competitividad de los productos europeos.
La principal inquietud entre las organizaciones agrarias de España es que sectores clave como el ganadero y el oleícola vean reducidas sus márgenes de ganancia debido a la importación masiva de productos agrícolas a precios más bajos. En este contexto, el presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA), Pedro Barato, ha destacado que las diferencias en las normativas entre ambas regiones distorsionan el mercado y solicitan condiciones de competencia más justas para garantizar la supervivencia de las explotaciones agrícolas europeas.
En respuesta a esta situación, los agricultores españoles no descartan movilizaciones en diferentes puntos del país como una forma de presión a las instituciones comunitarias. Desde las organizaciones del sector se está trabajando en coordinar acciones junto con otros sindicatos y asociaciones agrarias de la Unión Europea para transmitir, tanto a Bruselas como a los gobiernos nacionales, la necesidad de una revisión de los términos del acuerdo.
A nivel político, el acuerdo UE-Mercosur ha sido acogido con cierto escepticismo por varios países europeos, especialmente en el contexto de una mayor demanda de garantías ambientales. Uno de los puntos de fricción es cómo el tratado conciliará las exigencias del Acuerdo de París sobre cambio climático y la política interna de los países del Mercosur, como Brasil, que ha sido criticado por la deforestación en la Amazonia.
En definitiva, el acuerdo UE-Mercosur refleja la creciente complejidad de las negociaciones comerciales internacionales, con implicancias no solo económicas, sino también sociales y medioambientales. La postura que adopten los agricultores, y las posibles movilizaciones en España, podrían tener un impacto clave en el desarrollo de este tratado, que aún enfrenta una ratificación desafiante en ambos bloques.