En un escenario de tensiones geopolíticas crecientes y pronunciamientos marcados por un lenguaje confrontativo, el presidente panameño, Laurentino Cortizo, reafirmó que el Canal de Panamá seguirá siendo «de los panameños», en respuesta a recientes declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump. El político estadounidense había insinuado en un discurso que podría considerar «volver a controlarlo» en un contexto de defensa de los intereses estratégicos de su país.
Las palabras de Trump resonaron con gran impacto tanto en Panamá como en América Latina. Durante un evento en Iowa, el exmandatario utilizó el Canal como ejemplo de activos estratégicos que, según él, Estados Unidos nunca debió perder. Su mensaje puso sobre la mesa las tensiones por el control de infraestructuras críticas y despertó recuerdos del traspaso de la administración del Canal a manos panameñas en 1999, tras más de ocho décadas de control norteamericano.
En respuesta, Cortizo fue enfático al declarar que el Canal de Panamá «pertenece a Panamá» y que su administración está comprometida con su defensa como símbolo de soberanía nacional. En un momento lleno de simbolismo para el país centroamericano, el mandatario subrayó que la infraestructura no solo representa un hito histórico, sino también un motor fundamental para la economía nacional y global.
El Canal de Panamá, uno de los pasajes comerciales más estratégicos del mundo, conecta los océanos Atlántico y Pacífico, atrayendo el tránsito de embarcaciones de gran porte provenientes de diversos rincones del mundo. Su importancia económica y geopolítica ha sido un elemento central en las relaciones entre Panamá y Estados Unidos durante el último siglo. El actual control panameño sobre el Canal ha sido considerado por muchos como un triunfo diplomático en la historia del país.
Diferentes analistas económicos y políticos se han pronunciado sobre las declaraciones de Trump, contextualizándolas en el marco de su campaña electoral para regresar a la Casa Blanca en 2024. Este tipo de mensajes nacionalistas buscan captar votos entre sectores que valoran el papel de Estados Unidos como potencia global y defensora de sus intereses estratégicos.
Sin embargo, las declaraciones del expresidente también han generado preocupaciones en Panamá y la región sobre posibles intenciones futuras de intervención en la región. Analistas señalan que, aunque Trump no tiene actualmente autoridad política para llevar a cabo dichas propuestas, este tipo de mensajes pueden alimentar tensiones diplomáticas entre ambas naciones.
Con su reciente pronunciación, Panamá reafirma su autonomía sobre un activo que le reporta ingresos significativos y fortalece su posición en el escenario global. Mientras tanto, la noticia plantea interrogantes sobre cómo cuestiones históricas siguen influyendo en la política contemporánea y el devenir de las economías regionales.