La geopolítica marca el rumbo del comercio agroalimentario argentino en 2023

El escenario geopolítico global ha ido transformándose de manera acelerada en 2023 y las implicancias para el sector agroalimentario argentino son cada vez más evidentes. Según un análisis reciente publicado por iEconomia.com, las tensiones internacionales y los realineamientos estratégicos, que involucran a bloques como la Unión Europea (UE), acuerdos comerciales como el Mercosur y potencias como China y Estados Unidos, están profundizando la incertidumbre para los productores y exportadores argentinos.

Un punto destacado del análisis radica en el cambio de rumbo en las políticas de la UE, que ahora priorizan estándares más estrictos y sostenibles. Esto afecta directamente las exportaciones agroalimentarias de países sudamericanos, incluidos Argentina, en un entorno en el que los nuevos requisitos de sostenibilidad y trazabilidad elevan los costos para los productores de la región. A pesar de ello, el bloque europeo continúa siendo un socio comercial clave, especialmente para ciertos productos como el vino, la soja y la carne bovina.

Por otro lado, las negociaciones entre el Mercosur y Europa, que parecían acercarse a una conclusión favorable, enfrentaron nuevas complicaciones ante la creciente demanda por parte de la UE de compromisos ambientales más estrictos. A esto se suma la reticencia de algunos integrantes del Mercosur, quienes temen que las condiciones resulten desfavorables para las economías locales.

Mientras tanto, otro frente de incertidumbre lo representa la relación comercial con China y Estados Unidos, los principales compradores de productos agrícolas argentinos. Ambos países mantienen una disputa por liderar el comercio global, lo que genera una dinámica compleja para los países exportadores. Por un lado, Estados Unidos busca afianzar su influencia en América Latina con medidas de cooperación económica, y por el otro, China sigue aumentando su protagonismo como el mayor demandante de productos clave, como la soja y la carne, desde el Cono Sur.

En la misma línea, la geopolítica también tiene impactos significativos en relación con la tecnología aplicada al agro. Según especialistas, el conflicto entre potencias podría complicar la transferencia de tecnología hacia países como Argentina, además de exponer al sector agroalimentario a potenciales sanciones o restricciones según la política exterior adoptada.

En este contexto, los analistas coinciden en que Argentina debe apostar por una estrategia diversificada y resistente para limitar los riesgos derivados de la dependencia de mercados específicos. Esto incluye tanto la búsqueda de nuevos socios comerciales como la inversión en innovación y sostenibilidad para responder a las crecientes demandas internacionales.

Así, el 2023 se perfila como un año crítico para el comercio agroalimentario de Argentina, donde la capacidad del país para adaptarse a las circunstancias geopolíticas será clave para mantener su competitividad en el mercado global.

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