Francia rechaza acuerdo UE-Mercosur sin unanimidad: advierte a Bruselas sobre consenso

Francia fija su postura sobre el acuerdo entre la UE y Mercosur: la decisión debe ser unánime

En el marco de las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el bloque del Mercosur, el gobierno francés ha elevado su voz para rechazar cualquier intento de facilitar el acuerdo sin el consenso de todos los Estados miembros. Según declaraciones oficiales, Francia considera «inaceptable» que se avance en un pacto sin respetar la unanimidad que debe prevalecer en ámbitos clave de la política comercial del bloque europeo.

El ministro de Comercio de Francia, Olivier Becht, fue contundente en expresar esta postura, advirtiendo que cualquier acuerdo que no contemple los intereses de todos los países de la UE no sería aceptado. La alerta de París llega en un contexto de crecientes tensiones sobre la sostenibilidad y las condiciones medioambientales que, según Francia, el Mercosur debe cumplir antes de avanzar en la integración comercial.

El acuerdo entre la UE y Mercosur lleva años siendo negociado, con la promesa de crear unas condiciones favorables para el intercambio comercial y político entre ambas partes. Sin embargo, los desacuerdos han retrasado el proceso. En particular, países como Francia han señalado preocupaciones en torno a los estándares medioambientales, el impacto en sus sectores agrícolas y la presión por combatir la deforestación en países como Brasil. Estas cuestiones están en el centro del debate y se han convertido en un punto crítico a resolver antes de cualquier firma.

Fuentes diplomáticas agregaron que Francia insiste en incluir medidas vinculantes que obliguen a los países del Mercosur a cumplir con sus compromisos ambientales previstos en el Acuerdo de París. En ese sentido, cualquier flexibilidad que Bruselas pudiera ofrecer en las negociaciones será analizada con lupa por París, que no tiene intención de ceder si no se garantiza un cumplimiento estricto de estos compromisos.

Esta postura ha sumado presión a las autoridades europeas, que buscan cerrar el acuerdo antes del fin de 2023, en parte para contrarrestar la creciente influencia comercial de China y otros actores globales en América Latina. Sin embargo, el mensaje claro de Francia deja en evidencia las divisiones internas dentro de la UE sobre cómo gestionar acuerdos comerciales con terceros países.

El desenlace de estas negociaciones será crucial no solo para las relaciones comerciales entre ambas regiones, sino también para establecer precedentes en temas de comercio sostenible y diplomacia ambiental. Mientras tanto, sectores empresariales y políticos tanto de Europa como de América Latina observan atentamente las discusiones, conscientes del impacto económico que podría tener un acuerdo concreto o, en su defecto, un nuevo retraso en el proceso. La demanda de unanimidad, a corto plazo, parece ser otro obstáculo más para un acuerdo que ya ha encontrado numerosas trabas.

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