En un nuevo giro de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y México, se ha especulado sobre posibles implicaciones para el peso mexicano en caso de que el ex presidente Donald Trump vuelva a implementar aranceles significativos a las importaciones mexicanas. De acuerdo con iEconomia.com, se prevé que si Trump llegara a establecer aranceles del 10% una medida que mencionó durante su presidencia como fórmula para presionar a México en diversas áreas, como la política migratoria, el peso mexicano podría verse considerablemente afectado. Este escenario ya se ha visto reflejado en la historia reciente, cuando la relación comercial entre ambos países se tensó bajo la administración Trump.
Actualmente, el peso mexicano ha tenido una etapa estable frente al dólar, con niveles de demanda relativamente altos gracias a una combinación de factores macroeconómicos y políticas monetarias locales del Banco de México. Sin embargo, la amenaza de aranceles puede poner nerviosos a los inversores y generar una fuerte salida de capitales, lo que presionaría a la baja el valor de la moneda.
En este contexto, diversos expertos han comenzado a evaluar los posibles impactos de una nueva política de aranceles. Según se detalla en el análisis de iEconomia.com, la reactivación de aranceles por parte de Estados Unidos podría provocar una caída del peso mexicano, posiblemente superando la barrera de los 20 pesos por dólar, un rango preocupante para los operadores de divisas. Si los aranceles alcanzaran el 10%, este impacto se vería amplificado, con efectos inmediatos en los precios y en la inflación en México.
Pero no solo el tipo de cambio estaría en jaque. La implementación de dicha política arancelaria también afectaría gravemente a la industria exportadora de México, particularmente la automotriz, que tiene fuertes lazos comerciales con Estados Unidos. La interrupción de este flujo comercial podría derivar en una desaceleración económica más amplia, lo que se traduciría en una mayor presión sobre los precios de productos básicos y manufacturadores, causando un contagio en varios sectores de la economía.
A nivel internacional, una caída significativa del peso también repercutiría en los mercados emergentes, donde México es uno de los principales países que los inversores siguen de cerca. Esto podría generar volatilidad no solo en la región de América Latina, sino también entre monedas emergentes de Asia y Europa del Este. El peso mexicano es una especie de termómetro para medir el apetito por el riesgo en estas economías, de ahí que muchos inversores utilicen su valor como un referente crítico.
El contexto político en Estados Unidos también juega un papel crucial en la dirección futura de estas medidas. Las declaraciones recientes de Donald Trump, quien no ha descartado postularse nuevamente y retomar su agresiva política comercial, colocan a México en una posición de incertidumbre a mediano plazo. Si se materializan las promesas del ex mandatario, el impacto directo sobre el comercio bilateral podría ser brutal, más allá de solo el sector cambiario.
A pesar de esto, algunos analistas consideran que México podría mitigar parte del impacto adoptando estrategias comerciales alternativas o ajustando su diplomacia económica. Inclusive, el gobierno mexicano podría recurrir a nuevas alianzas