En el marco de la celebración del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, la inflación y los precios de los alimentos han captado la atención tanto de analistas económicos como de consumidores. Aunque algunos productos han reducido su costo en comparación con el año pasado, los precios generales siguen muy por encima de lo que se observaba hace cinco años, afectando el bolsillo de los estadounidenses. El reporte económico que toma como fuente el índice PriceTrak de la consultora Datasembly, señala que los principales alimentos asociados a esta festividad han experimentado un retroceso en sus precios respecto a 2022, pero el panorama de inflación acumulada sigue marcadamente presente.
De acuerdo con el análisis presentado por iEconomia.com, el costo promedio de una cena de Acción de Gracias para 10 personas se ha reducido este año en un 4.5% en comparación con los elevados niveles observados en 2022. No obstante, estos precios son todavía, en términos relativos, un 25% superiores a los años previos a la pandemia, lo que implica una mayor presión para los consumidores que están enfrentando aumentos importantes en su costo de vida.
Entre los productos que más se destacaron por la disminución de su precio se encuentran los pavos, cuyo valor ha caído alrededor del 13% respecto al año pasado, principalmente debido a una mayor oferta tras superar los problemas generados por la gripe aviar en años anteriores. Asimismo, otros insumos como ciertos vegetales y postres también mostraron caídas moderadas en sus precios, mejorando la capacidad adquisitiva de las familias para esta festividad. Sin embargo, esta situación contrasta con los incrementos generalizados que predominan en otros sectores del mercado alimentario, lo que mantiene a la inflación como una preocupación latente.
A su vez, datos del Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) demuestran que, aunque la inflación general en Estados Unidos se ha desacelerado durante los últimos meses, los alimentos aún siguen siendo mucho más caros en comparación con 2018, aumentando más de un 20% en términos acumulados. Esto ha generado un cambio de comportamiento en los consumidores, quienes optan por versiones más económicas de productos tradicionales o, en algunos casos, reducen el tamaño del banquete para ajustarse a los nuevos precios.
La economía estadounidense sigue lidiando con el desajuste que dejó la pandemia del COVID-19, y aunque se observan señales de estabilización en algunos indicadores, el alza de precios generalizados y las políticas monetarias restrictivas de la Reserva Federal continúan afectando el consumo interno. Evaluaciones de distintas consultoras advierten que la inflación podría continuar siendo una problemática relevante durante los próximos meses, con particulares implicancias para épocas del año donde el consumo minorista, como el Día de Acción de Gracias y la temporada navideña, tienden a dispararse.