Cuba proyecta un complejo panorama económico para 2025 tras un 2024 crítico
El gobierno cubano ha presentado sus proyecciones económicas para 2025, anticipando un panorama reservado y desafiante tras un 2024 que ha sido calificado como un «annus horribilis». Las autoridades reconocen que la economía de la isla está enfrentando una profunda crisis, marcada por la escasez crítica de divisas, una inflación galopante y un entorno interno y externo poco favorable.
Según un reporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el crecimiento económico esperado para 2024 es de apenas un 2%, muy lejos del ritmo necesario para revertir los retrocesos acumulados en los últimos años. La crisis económica se ha visto agravada por el endurecimiento del embargo de Estados Unidos, el colapso de ciertos sectores clave, como el turismo, y los efectos persistentes de la pandemia de COVID-19.
Uno de los problemas más preocupantes es la inflación, que cerró 2023 en torno al 45%, según el Anuario Estadístico del Ministerio de Economía y Planificación. Este nivel de inflación se deriva, en gran parte, de la creciente emisión de moneda sin respaldo, el encarecimiento de las importaciones debido a la falta de divisas y la ineficiencia en la producción nacional.
Con la mira puesta en 2025, la administración cubana ha trazado planes para avanzar en la «reestructuración interna» de su economía, enfocados en aumentar la producción alimentaria, reducir las importaciones y fortalecer el sector exportador. No obstante, persisten serias dudas sobre la capacidad real de implementar estas reformas en un contexto de limitada apertura económica y restricciones políticas.
El informe gubernamental también deja entrever la creciente dependencia de aliados internacionales como Rusia y China para sostener la economía. En los últimos meses, ambos países han incrementado su ayuda en forma de créditos comerciales y envíos de alimentos y combustibles, lo que ha aliviado en parte el impacto de la crisis. Sin embargo, expertos advierten que este modelo no es sostenible a largo plazo.
En el plano internacional, la isla se enfrenta a una caída en las inversiones extranjeras, agravada por el creciente clima de incertidumbre. La falta de confianza en el sistema financiero local y la dualidad monetaria continúan siendo barreras significativas para atraer capital foráneo.
A pesar de los esfuerzos por proyectar un mensaje de optimismo moderado, la realidad económica cubana para 2025 luce sombría. Con un sistema productivo asfixiado, una creciente insatisfacción social y limitadas capacidades de maniobra, los desafíos del gobierno cubano para estabilizar la economía son enormes. Los analistas coinciden en que, sin reformas profundas y un cambio en las relaciones internacionales, los obstáculos persistirán, comprometiendo seriamente las perspectivas de recuperación económica a mediano plazo.