China reportará inversión extranjera negativa por primera vez en décadas

Según un informe publicado por el medio especializado iEconomia.com, China está camino a registrar por primera vez en décadas un saldo negativo en la inversión extranjera directa (IED), una alarma que refleja un cambio significativo en la percepción global del gigante asiático como destino seguro para los inversores internacionales. Este fenómeno, inédito desde los inicios de la apertura económica de China en las décadas de 1970 y 1980, genera interrogantes sobre las dinámicas de las inversiones globales y su impacto en el equilibrio económico internacional.

El informe destaca que, hasta el tercer trimestre de 2023, los flujos totales de la inversión extranjera en el país asiático han disminuido drásticamente, mientras que las salidas de capital hacia el extranjero por parte de empresas chinas han experimentado un ascenso notorio. En concreto, se estima que si esta tendencia se mantiene, el saldo neto de la IED se situará en terreno negativo para el cierre del año. Las principales causas de este fenómeno se atribuyen a tres factores clave: los crecientes riesgos geopolíticos, las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, y el impacto prolongado de las estrictas políticas de control relacionadas con el Covid-19 en los últimos años.

Un ejemplo relevante de este cambio en los patrones de inversión es la creciente deslocalización de empresas extranjeras que operaban en China. Muchas de ellas están trasladando sus cadenas de producción a países del sudeste asiático, como Vietnam y Tailandia, en busca de entornos comerciales más estables. Al mismo tiempo, la implementación de políticas regulatorias más estrictas por parte del gobierno chino, especialmente en sectores como el tecnológico, también ha disuadido a los inversores. La incertidumbre generada por estas restricciones ha llevado a un enfriamiento en sectores estratégicos que antes eran el rostro del dinamismo económico del país.

En contraste, las estadísticas muestran que las empresas chinas han intensificado significativamente sus inversiones en el extranjero, particularmente en sectores de energía, tecnología y manufactura. Sin embargo, este incremento en las inversiones transnacionales no ha sido suficiente para compensar la salida de capitales internacionales. El resultado es un panorama que sugiere un cambio estructural en el rol que China desempeña en los flujos de capital globales.

La situación también plantea desafíos importantes para la economía china, que enfrenta un contexto de crecimiento moderado después de varias décadas de expansión sostenida. Los analistas advierten que un descenso en la entrada de IED podría profundizar los problemas de endeudamiento interno y aumentar la presión sobre el gobierno para implementar estímulos más efectivos.

En conclusión, el saldo negativo proyectado en la inversión extranjera representa un punto de inflexión para China, una nación que forjó su ascenso económico en parte gracias al flujo constante de capital internacional. Este fenómeno será un indicador clave a observar en los próximos meses, con potenciales repercusiones tanto para la economía asiática como para los mercados globales.

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