China responde a nuevas restricciones estadounidenses contra sus chips alegando «coerción económica»
En una nueva escalada de tensiones entre China y Estados Unidos, Beijing ha criticado duramente las recientes medidas impuestas por Washington sobre las exportaciones de chips avanzados y otras tecnologías relacionadas. Según un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, estas restricciones constituyen un acto de «coerción económica» diseñado para mantener la hegemonía tecnológica estadounidense y obstaculizar el desarrollo industrial de China.
Las medidas en cuestión, anunciadas a través del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, buscan reforzar los controles previamente establecidos en octubre de 2022 para limitar el acceso a semiconductores avanzados y equipos tecnológicos utilizados para su fabricación. El objetivo declarado es impedir que China emplee estas tecnologías para desarrollar capacidades militares avanzadas, incluidas aplicaciones relacionadas con inteligencia artificial, lo que plantea desafíos a la seguridad nacional estadounidense. Entre las nuevas provisiones destacan la ampliación de restricciones a chips usados en computación avanzada y el endurecimiento de licencias de exportación hacia China.
China respondió calificando estas acciones como ejemplos de «bullying tecnológico» y afirmando que socavan las cadenas de suministro globales y el comercio legítimo. El país asiático, que en los últimos años ha intensificado sus esfuerzos por alcanzar la autosuficiencia en semiconductores, percibe estas restricciones como un intento de aislar a sus empresas tecnológicas y frenar su progreso económico. Además, el gigante asiático enfatizó que recurrirá a todas las medidas necesarias para proteger los derechos e intereses legítimos de sus empresas.
Estas políticas se han convertido en un frente de disputa clave dentro de las relaciones bilaterales entre las dos mayores economías del mundo, que ya enfrentan tensiones en áreas como el comercio, las telecomunicaciones, la defensa y la regulación financiera. Las medidas estadounidenses no solo se enfocan en restringir la exportación de sus propios productos, sino también en limitar la capacidad de países aliados para venderle tecnología a China, lo que incluye la presión sobre actores clave como los Países Bajos y Japón.
El impacto de estas medidas en la industria global de semiconductores podría ser significativo. Las restricciones no solo afectan a empresas chinas como Huawei o SMIC, sino que también podrían tener consecuencias para compañías multinacionales que venden o conforman parte de las cadenas de suministro de chips avanzados. Al mismo tiempo, la posición de Estados Unidos refuerza su estrategia de mantener el liderazgo en la innovación tecnológica, aunque a un costo de posibles represalias o disrupciones comerciales por parte de Beijing.
En este contexto, el futuro cercano parece marcado por una carrera tecnológica cada vez más polarizada, donde ambos países buscan maximizar sus ventajas estratégicas mientras lidian con las consecuencias económicas y diplomáticas de sus respectivas políticas.
