En un avance significativo para la región y el mundo, el Congreso de Brasil aprobó este miércoles un marco regulatorio para la creación de un mercado local de créditos de carbono, un mecanismo diseñado para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y combatir el cambio climático. Este mercado proporcionará una plataforma por la cual las empresas que emiten más dióxido de carbono del permitido podrán comprar créditos de compañías que emiten menos, facilitando la adopción de tecnologías más limpias y fomentando proyectos sostenibles.
La propuesta fue enviada inicialmente por el Gobierno de Jair Bolsonaro, pero las discusiones se intensificaron bajo la administración de Luiz Inácio Lula da Silva, quien ha manifestado su compromiso con la preservación del medio ambiente. Con este instrumento, el país sudamericano busca consolidar su rol de liderazgo en temas de sostenibilidad y cambio climático, aprovechando su vasta riqueza natural, en particular la selva amazónica, conocida como el «pulmón del mundo».
La legislación, que en principio establece las bases del futuro mercado, aún deberá ser desarrollada y reglamentada en detalle. Una de las interrogantes clave será la creación de un sistema sólido y confiable para medir y verificar las reducciones de CO2 de las empresas. Un ente específico será designado para supervisar las transacciones y asegurar que los participantes cumplan con los criterios establecidos para emitir y comercializar dichos créditos.
Brasil, que alberga la mayor parte de la Amazonía, el bosque tropical más grande del mundo, ha sido durante mucho tiempo uno de los destinos clave para iniciativas de conservación y proyectos de captura de carbono. Con un mercado formal de créditos de carbono, se espera que el país incrementará la cuantía de inversiones en proyectos que preserven la biodiversidad mientras desarrollan energía renovable, agricultura sostenible y la reforestación de áreas degradadas.
Este desarrollo no solo tiene implicancias para Brasil, sino que también podría influir en otros países de América Latina y del mundo a seguir su ejemplo. De concretarse con éxito, permitirá una transición paulatina hacia modelos más sustentables sin comprometer el crecimiento económico, dado que el presupuesto inicial del proyecto ya estima que la venta de créditos y su circulación contribuirán significativamente a la recaudación fiscal del Estado.
Entre los principales sectores que se verán beneficiados y, a la vez, desafiados con este nuevo marco normativo, se encuentran la agroindustria, la minería y el sector energético, quienes deberán adecuar sus procesos productivos para cuidar su perfil medioambiental. Sin embargo, se espera que el nuevo mercado de créditos también abarque a sectores emergentes como la tecnología para captura y almacenamiento de carbono.
Brasil se suma ahora a países como Corea del Sur, la Unión Europea y Nueva Zelanda que ya cuentan con mercados de carbono más establecidos y ambiciosos, en un contexto global donde el combate contra el cambio climático es uno de los grandes desafíos del siglo XXI.