Minera canadiense solicita intervención política para reabrir una mina de cobre en Panamá
La minera canadiense First Quantum Minerals busca dar un giro estratégico a sus operaciones en Panamá con la posible reapertura de su emblemática mina de cobre. Según trascendió, la compañía ha recurrido a figuras influyentes, incluido el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, para garantizar una resolución favorable en el diferendo que mantiene con el gobierno panameño. Se trata de un esfuerzo inusual por parte de la empresa frente a la creciente tensión en torno a uno de los proyectos extractivos más grandes de Centroamérica.
El conflicto tiene su punto de origen en la disputa contractual entre First Quantum y el gobierno panameño sobre las concesiones mineras de la mina Cobre Panamá, un yacimiento de significancia estratégica tanto a nivel regional como global. Las operaciones se vieron paralizadas a finales de 2022 debido a la falta de acuerdo sobre términos clave del contrato, como el monto de las regalías y otros aportes financieros exigidos por el Estado panameño. A esto se suman las preocupaciones en torno al impacto ambiental y social que genera el proyecto, factores que han avivado las críticas de grupos ambientalistas y comunidades locales.
La mina Cobre Panamá representa una fuente vital de ingresos para Panamá y para First Quantum Minerals. El yacimiento produce más de 300,000 toneladas de cobre anuales, una cifra que posiciona este enclave como uno de los principales pilares de la minería en Centroamérica. Sin embargo, la suspensión de las operaciones impacta no solo a la minera, sino también al flujo de exportaciones del país y a los mercados internacionales de metales. Se estima que la paralización también afecta la fuerza laboral directamente vinculada a las actividades en el complejo.
De acuerdo con la información publicada por el medio Investing.com, First Quantum habría llevado su caso a Washington con la intención de ejercer presión sobre las autoridades panameñas a través de mediadores internacionales. Una de las figuras potencialmente involucradas sería Donald Trump, cuya influencia podría servir para destrabar negociaciones. Aunque sin confirmaciones oficiales, esta maniobra evidencia la relevancia estratégica del proyecto y los intereses extranjeros de peso que existen tras el mismo.
Por su parte, el gobierno de Panamá ha insistido en la necesidad de reformular los términos contractuales de forma transparente y aseguró que la soberanía del país estará en el corazón de cualquier acuerdo. La administración panameña enfrenta un desafío clave: equilibrar las demandas de justicia económica, ambiental y social sin desalentar la inversión extranjera en un sector crucial para su economía.
Mientras tanto, los mercados siguen atentos al desenlace de esta historia, que podría sentar un precedente importante para las relaciones entre gobiernos soberanos y grandes corporaciones globales. La próxima ronda de negociaciones será determinante para definir el futuro de esta mina y fortalecer la estabilidad del sector en la región.