Minería en la mira: la adquisición de SAM por el gigante chino y los permisos en cuestión
En una operación que ha generado controversia en Sudamérica, la minera brasileña SAM (Sistemas de Aguas Minerales) fue adquirida recientemente por una empresa china especializada en commodities. Esta transacción, que busca aumentar la presencia de China en el sector de minerales estratégicos, ha generado algunas preguntas sobre los permisos y la capacidad operativa de SAM en la región, en particular en torno a la explotación de uranio, un mineral clave para la generación de energía nuclear.
La compañía SAM aclaró recientemente que, pese a algunas especulaciones, no cuenta con los permisos necesarios para la explotación de uranio en Brasil. Este comunicado oficial surge luego de que varios sectores, tanto políticos como ecologistas, expresaran preocupación por el potencial incremento de actividad minera en un área considerada sensible desde el punto de vista medioambiental y energético. SAM destacó que su foco actual está orientado a explorar otras materias primas, pero no el uranio.
La compañía fue adquirida por el Grupo China General Nuclear Power Corporation (CGN), una firma con antecedentes bien marcados en el sector energético y minero. Este movimiento reafirma el interés estratégico de China en garantizar el suministro de minerales críticos para la creciente infraestructura energética de su país. Sin embargo, la adquisición también remarca tensiones de corte geopolítico, con Estados Unidos observando de cerca la creciente influencia de China en proyectos mineros de América Latina.
A nivel económico, Brasil observa atentamente cómo este cambio de manos podría impactar en el sector minero local. SAM ha estado trabajando en varios proyectos mineros en la región de Minas Gerais, una de las áreas más activas para la minería en el país. Si bien no hay actividad relacionada con el uranio actualmente, algunos grupos ambientalistas temen que en un futuro los permisos puedan ser solicitados, abriendo un frente de disputa en una región ya bajo presión por diversas actividades extractivas.
Por su parte, el gobierno brasileño aún no ha emitido declaraciones claras sobre la transacción o el nuevo enfoque que podría tomar SAM tras su venta. No obstante, el caso pone sobre la mesa las implicancias económicas y políticas de dar acceso a recursos estratégicos a corporaciones extranjeras, en un contexto global de alta competencia por minerales críticos.
Queda por ver cómo se desarrollará este capítulo del sector minero en Brasil y si China consolidará su presencia en la región, mientras los ojos del mundo permanecen atentos a la interacción entre intereses geopolíticos y sostenibilidad ambiental.