En medio de la crisis habitacional que afecta a numerosas familias en Argentina, las viviendas vacías en municipios turísticos han ganado protagonismo como una posible solución para quienes enfrentan dificultades para acceder a una vivienda. Según un análisis publicado recientemente en iEconomia.com, este fenómeno refleja una dicotomía entre la oferta habitacional disponible y las restricciones que enfrentan los ciudadanos para ocupar estos inmuebles.
Los municipios turísticos en Argentina cuentan con un significativo número de propiedades inactivas, muchas de las cuales se encuentran en manos de inversores que las adquieren como refugio de valor, pero las mantienen deshabitadas por largos períodos. Esta situación ha generado debates acerca del impacto de estas viviendas en la economía local y su potencial para aliviar la crisis habitacional que atraviesan diversos sectores de la población.
Mientras que por un lado, estas propiedades representan una oportunidad para las familias afectadas, por otro, existen varios desafíos estructurales. Entre ellos, destacan la dificultad para implementar políticas públicas que faciliten la ocupación temporal o permanente de estas viviendas y la resistencia de algunos propietarios a cederlas bajo condiciones distintas a las que el mercado considera rentables. A su vez, las reglamentaciones locales muchas veces limitan el uso de estas propiedades para otros fines, como alquileres tradicionales o temporales, debido a la concentración del sector en actividades vinculadas al turismo.
Un factor adicional es la creciente presión social y política para incorporar las viviendas vacías al mercado habitacional. En este contexto, se han planteado propuestas como la creación de impuestos más altos para propiedades desocupadas o incentivos fiscales para propietarios que opten por alquilar dichas viviendas a precios accesibles. Sin embargo, estas medidas generan división de opiniones, especialmente en sectores que consideran que podrían desalentar aún más la inversión.
En regiones turísticas clave como Bariloche, Mar del Plata y Villa Carlos Paz, el fenómeno de las viviendas vacías es particularmente visible. Allí, la pandemia de COVID-19 exacerbó el problema, ya que muchas personas compraron propiedades para vacacionar, pero con el retorno de la normalidad, gran parte de estas han quedado sin ocuparse regularmente. Mientras tanto, los precios de alquiler se mantienen altos, dificultando el acceso a una vivienda digna para los residentes permanentes.
En suma, las viviendas vacías en áreas turísticas son un recurso subutilizado que podría amortiguar la crisis habitacional, pero los obstáculos normativos, económicos y sociales complican su uso para fines más inclusivos. Este desafío enfrenta a municipios, propietarios e inquilinos en una búsqueda por encontrar un equilibrio entre la sostenibilidad económica y la justicia habitacional en el marco de un mercado inmobiliario marcado por la incertidumbre.