El Gobierno del Reino Unido ha anunciado un nuevo paquete de sanciones que afectarán a sectores clave de la economía iraní, en particular a la aerolínea estatal Iran Air y a la naviera Irisl, ambas controladas por el Estado. La medida se enmarca dentro de los esfuerzos británicos por presionar a Irán debido a su apoyo logístico a Rusia en la guerra que mantiene en Ucrania. Este paquete de sanciones busca obstaculizar las capacidades iraníes para transportar armas y equipamiento militar hacia Rusia, con el fin de dificultar la prolongación del conflicto.

James Cleverly, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, mencionó en un comunicado oficial que las sanciones colocadas sobre estas entidades reflejan la postura británica de «no dudar» en actuar contra aquellos que «ayudan directamente» a Rusia en su agresión contra Ucrania. Asimismo, mencionó que a lo largo del último año, Teherán ha enviado continuos apoyos a Moscú, incluyendo el suministro de drones de combate usados en misiones contra infraestructura ucraniana.

La aerolínea Iran Air y la naviera Irisl aparecen centralmente implicadas en este nuevo conjunto de sanciones debido a su papel logístico en la transportación de armamento. A través de sus operaciones, las autoridades británicas sospechan que han facilitado el movimiento de equipos y armas que son utilizados por las fuerzas rusas en sus campañas bélicas.

Además de abordar este aspecto logístico, el Reino Unido ha reiterado su llamamiento a la comunidad internacional para adoptar una postura más dura contra las actividades iraníes relacionadas con la guerra en Ucrania. Las sanciones británicas se suman a las ya impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, en un esfuerzo conjunto por frenar el apoyo militar que Irán estaría brindando a Rusia, a pesar de las constantes negaciones tanto de Moscú como de Teherán.

Este movimiento llega en un contexto donde las relaciones entre Irán y potencias occidentales se han tensado aún más, no solo por el tema del conflicto en Ucrania, sino también por las disputas diplomáticas en torno al desarrollo nuclear iraní. Sin embargo, la actual decisión del Reino Unido se enfoca estrictamente en el vínculo entre ambas naciones en relación al transporte de material bélico, y cómo esta colaboración directa entre Teherán y Moscú estaría facilitando la prolongación del conflicto.

Las sanciones impuestas incluyen el bloqueo de activos en el Reino Unido de las empresas mencionadas y compañías asociadas, así como la prohibición de actividades comerciales que involucren a estas entidades. La medida, que se espera tenga un fuerte impacto en la capacidad operativa de Iran Air y la naviera Irisl, refleja el endurecimiento de la política británica frente al apoyo que Irán brinda a Rusia.

Este anuncio subraya la determinación británica de ampliar su influencia en la configuración de la guerra en Ucrania mediante la imposición de medidas económicas y financieras a aquellos actores internacionales que contribuyen al conflicto de forma directa o indirecta.

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